El sábado pasado estuve en un tentadero en una finca entre los pueblos de Feria y Fuente del Maestre. Hacía una mañana magnífica de campo y pude disfrutar del arte del toreo durante dos horas, además de las espléndidas vistas que rodean a la finca 'Dehesa Nueva', propiedad de Ángel Muñoz Becerra y su mujer Marisa, encantadora y excelentísima anfitriona.
El silencio roto únicamente por los mugidos de las vacas y los 'ja y jes' de los valientes toreros y picador para provocar a la res, envolvía toda la plaza.
Es como un ritual, de protocolo, de concentración, de respeto, de seducción o coqueteo, de una danza peligrosa entre el matador y el animal.
Esta vez no hubo muerte, ni mucho menos. Se devolvió a las vacas a su redil, con la ayuda de los dos perros bodegueros que veis en una de las fotos que, no obstante aquí se muestran fieros, luego no eran más que dos mimosos y simpatiquísimos canes.
Yo me puse para la ocasión un pantalón ancho de cuadros príncipe de gales, mi jersey viejo de lana (porque por la mañana aún hacía frío) de Mango (que ya os enseñé en el look '70), mi cazadora verde de piel y una gorra a juego con escarapela en uno de los lados.
Los aperos se estaban preparando para la faena.
La avenida principal de la finca está flanqueada por auténticas vigas de ferrocarril, como ésta, que mostraba una curiosa imagen entre sol y sombra.
La plaza.
El hierro y el capote.
Mi padre, encargado de abrir el portón por donde tenían que salir las vacas a la plaza.
Manuel, uno de los toreros, preparándose para la faena.
Concentrados en el burladero.
El picador llama al animal.
La mejor vaca del lote.
El Cartujano, durante la faena.
Fernando Flores.
Los perros ordenando a la vaca a que se vaya campo arriba.
Seguro que lo pasaste genial! nada mejor que un día en el campo! ;)
ResponderEliminarBesos guapa
Sí, la verdad es que estuvo genial. Besitos.
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